Ese
silencio tuyo me interroga,
me eleva
hasta tu cielo y me enloquece
y tu voz,
tu voz me
da la vida.
Escucho en
mis latidos tu silencio
y el
murmullo armónico de tu preciosa voz.
Me esperan
tus labios de miel y de antojo,
esperan
los míos tu rubor que me da la dicha
en el
espacio tenue en que te quiero,
en el
jardín bendito de tu vientre...
Te amo a
media luz y a toda hora
mientras
se entrecruzan nuestras voces virtualmente
desde la distancia
que no puede separarnos.
Te esperé
en la noche y en el día,
para verte
llegar,
para verte
sentir el aroma de las flores
que son
bellas gracias a ti,
madreselva
primaveral, belleza pura.
Dije tu
nombre y me llené de infinito...
y me
dejaste viajar por tus recodos sublimes
saboreando
con mis dedos tu dulzura