Hace ya tantas lunas que mis manos no te besan
ni te palpan las pupilas de mis sueños
que extrañan la luz de tus latidos
y el aroma matinal de tus halagos.
Hace varias horas que acumula mi cansancio
el tedio inusitado que me ofusca
e impide avanzar por mi camino
sin el bálsamo eficaz de tus caderas…
Ya son varios miles de suspiros que me aturden
y me alejan de la meta cotidiana
sin que el rumor de tus latidos me arrulle
y me lleve hasta tu cielo que retengo en mis dedos
desde la noche estival que nunca omito.