2 feb 2015

NO FUE UN ADIÓS MI ADIÓS…


A Rodolfo Villalobos y Socorro Pizarro
                        Ojalá que una gota de mi sangre
                        haya calmado en algo tus dolores...

Se apagó tu risa de mis ojos,
pero aún late en mi pecho
hoy, por siempre
la inmensa caridad de tu presencia…

Ya no estás empuñando mis pupilas
pero tañes en mi ser acongojado
la sinfonía primorosa de tus gestos
que me invitan a la vida...

Nadie apagará tu voz
de los oídos de mi alma,
hijo de mis entrañas…

nada hará que el viento de la tarde
disipe tu risa mañanera
ángel de nuestro cielo, ángel bendito…