25 dic 2012

13 DE NOVIEMBRE

No sé por qué
pero noviembre
me susurra tu nombre al oído.
Mejor dicho, sí sé por qué…
porque llegaste hasta aquí
cuando cierto año se extinguía
como la noche tibia frente a ti,
entre minúsculas caricias no olvidadas,
como nunca olvidaré tu nombre
ni el sabor primaveral
de tus labios de diosa sempiterna.

3 dic 2012

K-YZO


Añoro una vez más aquella tarde
cuando amparados tú y yo
por el silencio de tus besos,
invadí la brisa jadeante del recato;
y quise ensamblarme quedamente
en el rincón divino que no es mío
pero pudo pertenecerme eternamente.

Y desde entonces
solo me queda el silencio,
mirando tu alegría en otros brazos
y cómo soy sin ti,
cómo es que muero…
 

25 nov 2012

Pienso en ti en este instante
sabiendo nuestras distancias
y el dolor que nos separa
aún así pienso y te añoro
como ayer, como hace tiempo...
solo espero que tus ojos
repasen estas líneas
que en el recodo de esta tarde
gritan tu nombre
y seguiré pensando en ti...

20 nov 2012

LIBRE

La noche es mágica
porque tú estás a mi lado,
porque hechizas mis latidos
que en cada palpitar dicen tu nombre...

14 nov 2012

REMEMBRANZAS

Nunca mis ojos han llorado otro llanto
que el dolor inmisericorde de tu ausencia,
y del silencio inesperado cuando un día
creí tenerte de nuevo entre mis brazos…

Y hoy que mi ardor desatinado
ha invadido esta añosa paz,
pensando en ti,
en el beso aún no dado,
porque besé tus labios una tarde
con besos que arrebaté a tu silencio,
hoy creo más en ti,
en el vaivén incesante de tu risa
en tus pupilas de niña candorosa
que me hicieron tuyo para siempre.

Y fui feliz de nuevo,
imaginándote oportuna
dibujando la elipsis de tu cuerpo maternal y puro,
porque he nacido para amarte de este modo:
en silencio,
a la distancia,
entremezclado en mi sufrir,
pero amándote
con mi alma que es tuya eternamente:
te pertenecen mi hoy y mis recuerdos…

23 sept 2012

KAROL EDUARDO MUÑOZ ARISTA EN ESPEJO DE PAPEL

Preludio lírico
Esta compilación no es ningún ejercicio literario, es la voz interior de alguien que se ha valido de este recurso, para dibujarnos con palabras bien logradas, lo que acontece en los lugares sigilosos de su alma.

Cada metáfora parece cincelada con la precisión de un vate experimentado y en cada poema hay un afán metafísico que en esta propuesta poética se cristaliza estentóreamente con voces y formas propias, un afán inmenso por decir a tiempo la palabra oportuna que se acomode a su sentir y a sus latidos. Para esto se aleja intencionalmente de la convencionalidad ortográfica y hasta lexical. Su transgresión de los signos de puntuación y de la sintaxis poética con intencionalidad delirante que culmina en la evocación de metáforas constituidas con versos tan simples que dejan de comunicar lo que comúnmente podemos entender los simples mortales.

Hay un claro dominio lexical en la construcción de las imágenes que cada poema evocan.

El empleo de la antítesis que evocan choques lógicos entre vida y muerte, pero en el corpus lírico propuesto se viste de otro ropaje, el del misterio, de la tregua al dolor, de la esperanza; porque el poeta que nos regala el misticismo apócrifo de estos versos, recién está en la flor de la juventud, pero su visión despabilada de las ataduras coyunturales, le permite intuir lo que para los que ya hemos vivido mucho más es evidente y hasta curioso.

En varios poemas encontramos el empleo magistral de sinestesias que trastocan los sentidos al punto de provocar ebulliciones sensoriales a raudales, cual torrente de agua viva.

Frente a ti, querido lector serpentea pura y lozana una poesía cargada de sensaciones infinitas…


Amado Muñoz Cuchca


NO ES SOLO LA LUZ

I

Ahora que es día y no me acostumbro
a la hégira de la noche
mis ojos cavernícolas se agotan
añorando la calma forjada con el polvo
a mis espaldas.

Un poco en burla,
mi destino expectante se ríe
del estatismo de esclavo liberto
sin rumbo frente al mar de senderos
que seducen e incitan a la gloria
que no exhiben.

Es la hora de las cadenas,
de las llagas masoquistas
y el deja vu consciente
que suplica la libertad
cuando no existe…

¿A quién reprocharle?
¿A mi abuela violada junto al río
o al barro cómplice
de un placer prohibido?

¿Al desamor de mis padres?
¿A los sueños muertos
prematuros
no nacidos?

A Adán, por maldecir a la mujer
primera
y preferir a la india sumisa sin nombre
ni Eva:

Semilla original de esta agonía
sin pecado y tregua.

¿Cuánto hago lo que quiero?
¿Cuánto soy lo que creo?
¿Cuánto  creer
que puedo decidir lo que veo?

No es solo la luz
son también los colores tras los ojos.

II

Es lunes,
el bochorno de la misa se esfuma
como incienso entre archivos de oficina.

Es lunes,
perdura en las manos agotadas
el anhelo húmedo del fin de semana;

es lunes
y vuelvo semidormido
a la fauna de mis sueños
de sábado:

es infinitas veces lunes
e infinitos archivos
e infinitos mundos extraviados
en una selva abierta sin salida.

Ha pasado el domingo
y hoy es lunes,
Dios tendrá que esperar-
porque
le gusta esperar-

mientras tanto,
hoy no deja de ser lunes
no termino de ser hombre;
tampoco lo haré el próximo lunes
ni el próximo
ni Él ni yo dejaremos
de ser un martes;
y sin embargo,
hoy es como nunca lunes.


III

Instantes de receso,
cortes comerciales: advertencias contraindicaciones
Instantes de subtítulo
Instantes detrás de cámara
Instantes sin historia sin recuerdo ni memoria
Instantes sin cuestiones
presagio de Instantes sin respuesta
si entre pregunta y respuesta
no deja de existir un instante
sin pena
ni dolor
ni tristeza
Instante en automático
Instantes de nada y de todo
Instantes de corte de uña
de bostezo, de estornudo, de pedo
300 Instantes tras los instantes del despertador
Instantes congelados en la pantalla del ordenador.

            Instantes de corredizo
            Instantes de espera en la cola del banco
            si es que los instantes de espera
             no son siempre los mismos.
           
Instantes naturales
Instantes cavernícolas
aunque las fieras no nos permitan más Instantes
Instantes
sin perversión
Sin rebeldía
ni depresión
Instantes desbordados del léxico
Instantes de otra lengua
Instantes que no debieran ser Instantes
que nos demuestran el tiempo
en Instantes posteriores de razón
Instantes de ensayo  y camerino
Instantes sin gloria ni drama:
Instantes de modernidad
sin reserva ni extra en la escena final.

            Instantes de corredizo
            Instantes de espera en la cola del banco
            si es que los instantes de espera
            no son siempre los mismos.

IV
El preludio agónico se acerca
con su soledad de noches
sin sonrisa matinal,

en los últimos gemidos
sin remedio la ilusión
se echa de menos agazapada
entre la niebla que abandona
la tarde resignada
a la muerte de los sueños.

¿Hay un espacio incierto?
¿Un motivo que deje sin razón
el llanto lógico?
¿Una lágrima que despierte
de la caída estrepitosa
de esta suerte eterna
sin sentido?

La busco
y es cierto que se asoma:
natural y abstracta,
dispuesta al ofertorio
de su sangre virgen
que llenará de júbilo
mi mañana.

Hasta que llegue esta noche.


V

¿Por qué habría de llorar por ellos?
¿Por qué habría de sufrir su llanto?
¿Por qué en cada paso que no viva mi muerte
tendría que morir su vida inerte?

            De nada sirve amor,
            y a la vida absurda no hemos de responderle
            su vacuidad rebelde;
            y aunque empuje y clame
            desahuciada  en su cáncer,
            las puertas de la fiesta cerrarán,
            y me amarás y te amaré
            y soñaremos un mundo [nuestro]
            alejado del tiempo:
            no contarás tus penas
            no te hablaré mi dolor
            y en cada beso que muera
            padeceremos la fugacidad del  amor
            y me olvidarás mañana
            y no te recordaré yo...

¿Por qué habría de llorar tus besos?
¿Por qué habría de extrañar tu canto?
¿Por qué cada segundo sin verte
tendría una vez más que sufrir,
                                               perderte?


VI

Tal vez ya sea hora;
            Sea la de afinar la soledad
            Sea la de creer en los ojos
            Sea la de atender el grito
En el silencio endémico de sus rostros

Quizá sea tiempo ya, de asesinar,
            Sea a la vana contemplación
            Sea a la exclusividad de la muerte
            Sea a la perversión de saco y archivo
            Ante la que no pasan las horas
            Indemne al padecer de los sentidos.

Pueda que sea ya, necesario creer
            Sea en las ambiguas buenas intenciones
            Sea en las luchas sin causa por sin gloria
            Sea en el rezo acostumbrado de los pobres
De sueños con dioses que piden limosnas.

Quién sabe si sea ya hora de hacer,
            No sea que nos pasen las modas
            No sea que cedamos a la suerte
            No sea que envejezcamos amanecidos
            en la costumbre:
            conformes esperando a la muerte.

            Sea la hora de crecer.

            Sea la hora.


VII

La esperanza debió ser una virtud algún tiempo; lo dudo, pero no lo niego.
            Esperanza la de aguardar en la cola del pan el hambre interminablemente insatisfecho.
            Esperanza de que antes de la noche habrá de orear las sábanas al viento.
            Esperanza en que mañana se recordará el hoy como un ayer de fe que haga creer la posibilidad de ahora o más tarde.
            Esperanza como demostración del tiempo; madre del cambio o viceversa.
                        De embarazo,
                        de llanto,
                        de escuela,
                        de amores,
                        de sexo,
                        de resignación o trascendencia;
esperanza libre de muerte.

Debió haber esperanza con rasgos de virtud y esta con rasgos de otra cosa.
            Sabe si todo es necesariamente circular y cerrado.
 
Hoy por hoy nos queda la espera, casi esperanza (no sé lo que haya sido; me figuro algo más que espera).
            Espera de un clic, de un me gusta, de un quién sabe, de una duda sin respuesta. Esperar: no el esperar del diccionario, transitivo y huérfano de objeto. Este esperar prolongado a siempre; o sea, un poco al todo, y como nunca todo, más que todo a nada. Hasta la espera tiene espacio en esta espera ¿inusitada?
            Espera de condiciones. Espera de salvadores. Espera de revoluciones.
            Mientras tanto mato este instante que no sabe esperar y hasta a la muerte espera.

VIII
Los trenes murieron por antonomasia
sus lejanos arrastres fueron símbolo
de una agonía por identidad originaria

Los diarios callan, como deben
– consecuentes-
            Porque bastan y devastan
            Tras la boca de la gente

¿Habrase visto acaso
procesión mayor en años?

Vienen como potros los deudos
desafiando los surcos decadentes
que el espacio procura contener
a la sombra de las lápidas
más crueles mientras más éter respiran

La histeria corre sobre ruedas
de dos tres
y cuarenta y ocho calibres
amenazan con luz roja la locura:

La rebeldía

La ciudad es un cementerio vivo
de perversión justificada:
de trenes y razones

ha muerto
por antonomasia
porque todo lo que transporta separa

(Léase sin de corazón)

IX
                                                           Y yo sonreiré

cuando vuelvan los amigos anónimos
con canas hendidas al cansancio
y sacudan los rincones del destiempo

                                                           Yo sonreiré

cuando partas y obligues el llanto
o me recuerdes cercano al olvido
y me busques y no halles y no sepas

                                                           Yo sonreiré

cuando muera el mundo ante mis ojos
y las batallas valgan aún libradas
el precio que perdimos por desgana

                                                           Yo sonreiré

cuando los sueños de la noche una mañana
se inmolen sin razón ni permiso
y se extrañen quizá por compromiso

                                                           yo sonreiré

cuando caiga mi suerte una tercera
al mar cansado de esta pena
Y se endulce a tragos con mi llanto

                                                           Yo sonreiré


X

No me extrañes al sentir la brisa
de llanto agotada en tu mandíbula
que aún el mar no  es lejano

No me extrañes a la hora de la siesta
de amor cansado en su monocromía
que el sufrimiento nunca es tanto

Extráñame a la hora del silencio
en el velorio de oscuras palabras: 
escupitajos de mi voz sin muerte

Extráñame en el viento y en el fuego,
en los segundos llorados con el tiempo
extráñame por sobre todo en invierno

En la estación sin tren
En el adiós sin partida;
entre la gente extraña que espera
la redención de un amor ausente

Y en el regreso,
            sobre todo;
extráñame en los besos maduros
que han de morir sin verte

Échame de menos
hasta que se agote mi suerte.


XI

Si hacen falta palabras
desnúdate en mi boca y calla

si hacen falta mañanas
extírpate los ojos
cúbrete la noche en llanto
quiébrate la lengua
sin ruido
rásgate el cutis
hasta oír el aroma
noticioso de este silencio
que revela el grito
comunicante

                                               de la aurora

XII

Y a mitad del abismo
siento el polvo profético
de una carga que mi espalda presiente
y se niega a padecer;

mientras la cuesta se asoma,
mi fútil ser
se desploma en su miseria
y se reclama el saber...

a un suspiro de la roca
las pasiones me dan su espalda
abyecta y se escucha apenas
sus risas ya lejanas;

a esta hora en que miro
mi “yo” pronto enajenado,
a esta hora en que siento
el peso de una carga caída
dolorosa aún más,
a esta hora de mi muerte
alistada a la resurrección
eterna

no lo soy...



XIII

Esta es o debiera
pero no es la hora

tiempo de la lágrima sin llanto
            del tiempo de la huella sin rastro

Esta es sin duda o debiera ser la hora del verso
se vislumbra
la fotografía espacial del poema perenne
la antesala a la trascendencia
la ruptura con la historia

Hora de la gran obra
tiempo de resucitar a la muerte:

Se aprecia,

Las letras laceran la garganta

La exageración no halla arte

el sentimiento destruye la lengua
modifica el léxico
y logra superar la fuerza
que solo comunica el silencio
tornar
es hora de la circunstancia

aquella que espero hace meses
que se han hecho años

Es tiempo
de que pase, que pase…





XIV

            Te miro sucesivamente
sin tregua intermedia de párpados
te miro mientras cuestionas
desconcertada la presión de mi mirada

            Te conozco una y otra vez
hasta reconocerte sin besos
hasta marearme en tu sonrisa fotográfica

            Te hablo sin cuidado ni lengua
en el gozo por la hecatombe
de abecedarios y letras
                                               Y más lejanas palabras
te hablo a un segundo de la nada…

            Te busco insondable
en la negrura agonizante de esta noche

            Te busco en el preludio matinal
de pronóstico sin tarde

            Te quiero sin respuesta ni prórroga
inaugural y bienvenida
en la sorpresa consternada,
entre  el sismo mortal

Te quiero

                                                           Te beso, 
                        y el tiempo se agota en tu boca,
                        y olvido que te he mirado, reconocido,
                        buscado, hablado y querido…

            Y sin embargo,
            tan naturalmente y sin verte,
            te reconozco y te encuentro
            y más que te hablo,

 Y mucho más: te quiero. 


XV

Tristeza sin lágrima
nostalgia sin huella
ansiedad innatural
suicida mortandad

Éxodo de risas
huelga de primaveras

Au revoir  Monsieur Monet
velkommen Mr. Munch

Again otra vez
fracasaron las lenguas
dónde quedó el silencio
austral
de la merienda

La acaparó  mamá
            naturaleza muerta
           
Nos acompaña la mañana
la garúa
su mediocridad
augurio de calma

Pena sin morada   
sin estación ni anhelo
            sin riel sin tren
            tan solo
.
.
.
miedo.



XVI

Curioso oficio aquel
            de
            segarse a la muerte
            de
            atragantarse a sorbos
con ríos de llanto que
descienden entre truenos y sepulcros

¿Maldición u ofrenda?

Digerir la carne inerte
con el pico

Alimentarse la vida del devenir:
tornarlo ciclo

¿Qué negrura habrá
mayor que la del mártir necesario?

¿Qué heroísmo excelso
superará el sacerdocio
en la institución de la carne?

¿Quién extinguirá
a tientas las formas
aguardando a que renazcan?

Ellos,
Mr. Poe

Ellos


XVII

La única imparcialidad que conozco
es aquella neutralidad fílmica
u ortográfica que me permite
un plano general largo
desde los cerros empotrados
en un cielo de ángeles implumes

soy dueño de un voluntario
prejuicio por seducir al lente
con el aliento sin nombre putrefacto
que despierta lágrimas animadas
destruyendo su afán por rostros
sin prisa ni jadeo

aquí donde el mar es mar
donde el cielo es tierra
no cabe el pesimismo paupérrimo,
 la  alienación se inmuniza de realidad
procreando la utopía
el flash barre como pensamiento
hacia la ciudad dormida en su caos
de justicia

condenen
(el perdón tendrá su historia)
pero el opio a esta altura aviva
dios duerme abajo junto al exceso
y aquí nos arden sus sobras
su consuelo  ya no abriga
la fe es una incansable agonía

podría ser imparcial
pero en la sima a uno le nace
la tentación de poder
invertir con un disparo el día
de atropellar la ciudad
de remediar la herida 


XVIII

Declaro la extranjería de tu boca
            propia lengua
            propia patria
            propia raza

Declaro la indiferencia
entre el llanto y la lluvia
de mar que ha labrado los acordes
que hoy celebran nuestro canto:

no hay destino
no hay senderos

pero que magnas casualidades
hicieron que tus pasos
coincidieran con el afán universal
de las estrellas
madres de sueños, de guerras y miserias


qué suerte la de mi prisa cósmica
de fallecer en la calma de la esquina
y conjugar  sin  guion un encuentro improvisado

            Amor a priori
parlo el dialecto de mi madre
            tú comprendes
fluyo a tus labios como al río
            cuando niño

Beso tus besos
            con la turbación de escuela

Declaro que has llegado extranjera
sabido a la hora
nacer de entre cien generaciones

En mi tiempo y bilingüe

Que de no nacer hoy
preferiría haberme conocido,

contigo
XIX

Translucida,
la luna se agota sobre su mejilla
germinando el lucero claro de tu boca
que insemina el pistilo de la noche
y se conjuga con la espuma que se embriaga:

Levanta incesante la niebla  adormecida
espantando a las brujas que planean
inquietando:

            engullen la alegría
            que se escapa entre las hojas;
            duermen su color
            camufladas en tu piel: sin sangre, sin vida;

cierra los ojos.

Se tapa el rostro con el velo
envejecido... de tul que no respira;
mientras la ciudad hambrienta
exhala sus últimos gramos de luz.



XX

Yo no sé a dónde conducen las palabras
a veces me imagino en silencio
y me invade el placer masturbatorio
de contemplar mis emociones
procreando una distancia hacia el vacío

trepidar es naturalmente un efecto
recordatorio de la noche incomunicada,
como si la alienación carcelaria del lápiz
sucumbiera a su inanidad estática y accesoria

me parece muchas veces
que la ambigüedad estrafalaria es de unos pocos;
que en el mayor de los casos es convenio:

paradoja de siempre
pues la arbitrariedad me cuesta un sueldo
supeditado al garabato de mi nombre
irreconocible en cada cana de presagio

Yo no sé de mi obsesión
por advertirme con palabras

basta detener el beso para saberlo;
no  sé del descaro que cubren sus bragas

asoma el silencio,
la soledad de mercado
la alegría abyecta de los cerros
la noche acomplejada por la luna
Oigo,
(Más bien reconozco)
el anuncio inagotable de la muerte,
más etcétera,
cubro su ser mientras me observa en burla
obligado a una orgía con el destino egocéntrico:
mis rebeldías premeditadas
el orgasmo se declara                               latente.


XXI

Resulta que a veces los sueños pesan…

Uno se acostumbra a ser buen hombre:
a nacer casi primogénito,
se habitúa a tener hambre, a llorar,
a esperar que el seno firme
invada la boca y esfume el miedo.

Nos cansamos de lactar,
el pecho se agota envejecido

(Démosle la bienvenida
al
asco )

Entonces surge el sueño de ser grande,
el destete duele por egocentrismo;
dos días después ya ni se extraña:
la madre adquiere ecos lejanos

Uno conoce el olvido.

Te despiertan temprano,
acudes a la escuela;
te ilusionas de la razón,
confías en los viajes imaginarios
con aventuras,
Superhombres,
dioses,
justicias,
y más y más
            el amor

Uno se enamora:
es feliz un instante,
agoniza tres cruces
antes de volver a ser
feliz y agonizar
                                               nuevamente

Uno aprende a trabajar
a decir sí señor,
a soñar el fin de mes
el año uno,
el año dos,

Entonces el remordimiento
surge más fuerte que nunca:
¿qué he hecho con mi vida?

-Mejor ni pensar-

Entonces uno deja de soñar;
por supuesto,

Dejémoslo para más adelante

Uno se reproduce,
vive sin lamento
la muerte de la voluntad,
cede al destino y envejece

Resulta que al anochecer
lo más difícil es el desenlace;
los intentos frustrados se aferran
a perseguir un  final que sin feliz
no es bueno

Entonces uno,
acostumbrado a esta altura
a no cargar lo innecesario
muere mediocremente (… )


XXII

En el patio ¿Sí?

No entremos a la frialdad de tu noche.

No dejes que las paredes
me escupan tu pasado lúgubre 
escondido en la mirada que se cansa
en su muerte oleada.

Mira que aquí las flores se resisten
y el ocaso es un poco día.

Hay viento, hay vivos cabellos

¡Mira!
¿No es acaso la alegría?

¡Quedémonos!

Hastiados por la ceguera celeste y
por ese mar que no entendemos,
que la escueta certeza
del techo no persuada

Entre las dalias,
que mañana morirán menos absurdas
sin su reflejo olvidado en tus pupilas,

¡Quedémonos !
se hace noche:
quiero celebrar esta agonía.


XXIII

Ella la observa, la acaricia, la cercena: omnipotente ante el aroma del llanto que se aúna al halo de su risa.
Ella vive el paralelismo de sus vidas, la muerte de colores, el sacrificio de hermosura, el constante tintineo contra el tiempo.
Ellas se hallan, se entrelazan, se confunden y existen contingentes y necesarias en perfecta contradicción armónica. Agonizan de la mano: mujer y flor.
Ella la mira reposar, destellar, absorber delirio y alucinación menguante; disfruta su ignorante calma, su apócrifa tregua, el vasto sendero  a la inanidad glorificada.
La seduce, la acaricia, la besa a un instante del sacrificio orgásmico; se incorpora al goce de sus dedos bajo la sombra de pistilos dilatados. Suelta tranquilamente los pétalos y se rinde a la confusión corporal. Su desnudez se arma de ella, se impregna de ella, se encarna en ella, la penetra, la fecunda, la habita:
                                               flor se apodera discretamente de ella.


XXIV

No todo, pero todo:

No es poesía
el vocablo forzado que escupe
el poeta

No el estruendo fálico
tenebroso que desflora el vacío

no lo es
el color de la primavera
ni el masoquista relato
de un verano en tinieblas

ni la noche,
             ni la luna,
                         ni la mar
prostituidas
eso no…

poesía lo que produces:
            tu curiosa manera
            de renovar el pudor
            de la noche,
             la luna y
                         la mar,
tu forma de enamorar
la tarde negra y enternecerla
primaveral,

poesía tu simpleza cercana al vacío
poesía lo que creas
nacido de mi boca:

poesía lo que quieras
que sea poesía, tú.


XXV

Tu aroma sin yugo
sabe -cuando roza mis ojos-
a noticia matinal de dientes.

Tus dientes sin tregua
saben bajo mi lengua
a la premisa irremediable
de tu son(risa)

Tu sonrisa sabe a presagio:
a un "mucho gusto,
carcajada"
sabe a represión
absurda.

"Te conozco morisca"
suena a voz en eco
de noche incitadora

Tu llanto
sabe a los dientes sin yugo
ni forma;
a un “te lo mereces”.

¡Sabe a tantas cosas tu aroma!


XXVI

Madre,
no busques a Dios en mis ojos,
mi fe se ha constatado
vacilante a esta hora de razones:
huye del  amor
sin nombre en exceso,
de la insatisfacción
originaria,
de mi obsesiva
búsqueda de amores
mediocres
que no maten la perfección
que no consigo.

Madre,
a esta hora extraño
el deseo a la muerte,
el sacrificio bífido
de esa Virgen ahogada
bajo  tus pies descalzos
indemnes.

Echo de menos
mi pecado:
La idolatría de amarte
más que a nadie (Dios) 

¿Dónde estarán los Santos?,
madre,
¿Se habrá acrecentado su palidez?,
¿Se habrán cansado de llorar los sirios?
¿Aún sabrá a mar el agua de pila?

Mi sueño de misa,
madre,
es hoy
etérea costumbre de oficina;

Pero,
se acerca la hora:
el ofertorio,
el santo sin paz

Hija de Jerusalén,
Jesús ha caído dos veces
te pedirá que llores por mí;

Madre,
yo solo quiero que me beses.


XXVII

Mi grito es muchas cosas
tuyas y mías

Mi grito
es tu sonrisa anarquista,
tu mirada irresponsable
de un mundo nuestro
sobreviviente a tu prisa.

Mi grito son tus manos
dispuestas a la muerte
sin culpa ni pecado;
tu rebeldía indemne
a mis sobras  éticas
de huracanes suspirados

Tiene de nosotros
mi grito,
los secretos divulgados
que erran por siempre
incomprendidos;
nuestros besos nunca dados
entre sueños perdidos.

Mi grito
es tal cual nuestro silencio,
libre de apariencias conjuradas,
inmune a la imposibilidad
poética y vulgar de mis palabras.

Tiene de mí el recuerdo
futuro de tus brazos,
de tu anhelo,
en mis labios controlado:

Tiene de mí
lo que la vida alienada en verso
me reserve a tu lado.

Mi grito se parece
a mí cuando

                        Callo.


XXVIII

No me dispongo a esperar
Ni tu risa
Ni tus besos
Ni tu calma
Ni los rezagos
de arrepentimiento
indebido.

Si no se agota tu amor
no me importan los tal veces…

No espero que la nostalgia
acuda escrupulosa a tu pecho
 y te condene al recuerdo de mi boca.

Espero que al partir
sueltes carcajadas
te abras a la libertad
sin pena
y me olvides
sin culpa.

Que cuando vuelva el reloj 
las sombras se hagan brillo
y rocíen tus rizos como magia.

Que resistas compadecer
mi probable existencia,

me dispongo
sin remedio y precaución
a no deberte
a  entregar cada fragmento
de alma
cada beso negado
cada verso en espera
la sencillez de mi amor
la alegría, mi tristeza
para que así
cuando te vayas
en libertad y risa
no tenga que quedarme más:

Ni la pena
ni el olvido
ni el recuerdo
y en un suspiro
alegre del alba
me resigne a la vida

XXIX

Mi casa
es un inventario
de memoria,
un portafotos

Una alarma de ilusiones

Es el eco
cómplice de los secretos
errantes
como globos
de agua
parias por herencia

es el tic tac
y la angustia alegre,
la confianza en más tarde

el pudor
la culpa
Dios

Las promesa
de partida

Por eso no vuelvo
a mi casa,
añorar dos vidas
no es vivir

La película:
vista una vez


XXX

No sé en qué momento ocurre
pero sucede como un salto
que te conduce a la reflexión
del espectro
de lo que fuimos y seremos


En el vacío
una vez repleta la nostalgia
el recuerdo sin pena se revela
de otra estación
al interrogatorio familiar


Arquitecto, médico, astronauta,
edificios hospitalarios inter espaciales
veterinario, científico, inventor
lo que desees “mi amor”,
mientras sea de corazón


La ilusión debió tener otro nombre
debió ser otra cosa
quizá se dijo esperanza


E
        l
             s
              a    
               l
               t
               o      

reduce  con furia el léxico
monosilábico:

Good bye
Dios
fe

Porque dos sílabas
exageran la simpleza
de lo que debió ser real

No sé en qué momento
pero ocurre
que asesinamos
el diccionario de sentimientos
donde el amor
se escribía en una letra
muda.


XXXI

Podría escribir un verso
copular el silencio heterogéneo

Podría sacrificar
la rima el sentimiento
el yo
mi sufrimiento

Podría narrar discursos
desnudar la metáfora
al borde de su nada

Podría
-Mas debiera-
revocar al hombre falo
ocupar su morbo
castrar su desengaño
doblar la esquina
suspirar un ay
hallarla y concertar
con la mujer-vagina.

Podría enloquecer
quitar la rebeldía :
fugar
asesinar
burlarme un rato de la vida

Podría extirpar la austeridad

Ofertar las piernas
            Los brazos
            Las muelas
mi risa mi canto mi corazón libre de reserva
podría el suicidio
hacerme un rincón
al borde del todo

si quisiera
si pudiera.


XXXII

Hambre y madrugada
            prólogo del hambre del alba
            presagio del hambre de la alcoba
            pronóstico de la noticia del tiempo
            preludio del hombre de pan y aurora 

Hombre y mediodía
            recordatorio de monotonía
            retorno del hambre a la oficina
            rumor de soledades concurridas
            exordio de hombre preso en la rutina

Hombre de tarde
            anhelo de las cinco del viernes
            horas  extras, promesas de quincena
            alienación,
            espasmo burdo de la muerte
            resfrío de otoño sin tiempo ni espera

Hombre con hambre de noche
            fracaso de rebeldía relegada
            familia de costumbres reservadas
            fuente de remilgos y jaquecas
            falos autómatas sin gula y tregua:
            coitus interruptus
                        la madrugada espera

XXXIII

El dolor pasa,
la calma pasa y se recuerda como antónima de la euforia que llega para pasar si no pasó el pánico.

La infancia pasa sin consciencia de arribo,
así como la juventud que se espera y no se sabe:
            el amor,
            los buenos momentos
            pasan para dejar la nostalgia que se esfuma en la memoria por obligación;
             para dejar que pase la vejez,
                         la enfermedad
                                   y la muerte;
            que en el momento menos esperado
también
             pasa y nos deja el olvido que ha de pasar

nuevamente...


XXXIV

La radio murmura,
el cielo decae,
la bandera apátrida delira al son del cántico urbano,

los sones aspiran paranoia,
la fe se despide por cansancio.

Las teclas expiran,
los cuadros fallecen,
los bordes se funden al abismo de otros sin consciencia de suerte.

El léxico agoniza,
los versos se derriten,
los poemas descansan y el silencio arremete para vivir su muerte.


XXXV

Te edifico
te ofrendo
te emociono

Te reconstruyo
te sobrevivo
te descompongo

Te extraño
te olvido
te diluyo

Edifico recuerdos
sacrifico desganas
conmociono nostalgias

            Reconstruyo la irrisoria contingencia
del diálogo imaginario
que nubla el espacio
roba tardanzas y apura
los fantasmas del llanto

Sobrevivo  la pasión
atada al remordimiento
que se ahoga sin tiempo
junto a  besos que no verán,
hijos de bocas  tan dulces
como jamás serán

Te imagino
te contemplo
te ovaciono

Te exagero
te inmunizo
te propongo

Te escribo
te recito
te eternizo


XXXVI

Cuando el río desborde
su cauce

Cuando el yo
fecunde los pistilos
y las personalidades
se ahuyenten

volaré hacia mar
y arrojare el llanto
de la montaña que resbala
su ciclo entre lamentaciones


XXXVII

Ellos soñaron
ustedes descendieron
yo…

Ellos creyeron
ustedes dudaron
yo…

Ellos lucharon
ustedes huyeron
yo…

Ellos amaron
ustedes quisieron
yo…

Ellos mataron
ustedes hirieron
yo…

Ellos murieron
ustedes agonizaron
yo…

Ellos se absolvieron
ustedes se olvidaron
yo…

¿Yo?

Tercera persona y futura:
dejémoslo para mañana…

XXXVIII

Convulsión de culpas
oxígeno cargado de recibos
besos de morfina y útero
sueños que aplauden a la muerte

desfila la fotografía
de vanguardia
ante las gafas que ahondan
la ceguera al mediodía 

Las galerías son mar
de marcos flotando en su propio
llanto

Los colores
se han disuelto afuera:
las suelas confiesan 
la orgía nocturna en reposo,
dibujan el sendero
hacia la duda

al fin los contornos
se han roto

la expresión ha invadido
el mercado y el parque y
el remordimiento vuelve
en otra lengua para
chasquear el paso el tiempo


XXXIX

            Corazón pentagramado

Estos no son mis versos
estas no son mis voces
esta glosa es partitura
que enjuga con tu aliento el llanto


            Corazón pentagramado
estos acordes son la fortuna
necesaria del alma
que sangra noche
y ruboriza tu vientre
avergonzado


            Corazón pentagramado
esta canción es el mito
de tu silencio originario


            Corazón pentagramado
estos besos son tuyos
como el viento
de tambores y almizcle:
de versos voces partituras
que profanan mi llanto

                                   Estos poetas tuyos…


XL

Yo que he frecuentado
funerales
por encargo,
puedo decir al fin
que la vida;
esa agonía testamentaria
esa hecatombe concurrida
            de delirio antropológico
            y destiempo
no me lacera el sueño

no me agoto de morir…

cantan los gallos la noche
brillan los búhos el alba


XLI

La muerte de la carne
sus huesos
La muerte de sus huesos
el polvo
La muerte del polvo
la lluvia
La muerte de la lluvia
el río
La muerte del río
el océano
La muerte del océano
el cielo
La muerte del cielo
la noche
La muerte de la noche
el sexo
La muerte del sexo
un orgasmo
La muerte del orgasmo
mi madre
La muerte de mi madre
mi llanto

mis ojos

mi hambre

resumiendo:

            mi vida es un coctel
            de holocausto y muerte


XLII

Aquella hoja marchita
abierta a infinidad de posibilidades
yace sobre el césped
caída una noche de verano

Aquella hoja marchita
bañada en humo y noche
cae en verano a elección
de posibilidades

Estas posibilidades
cien mil entre miles de
hojas marchitas deciden
que cae esta hoja
en una noche y de verano

Esta elección entre posibilidades
en una noche de verano
elige una hoja marchita
para un poema que cae

Esta hoja marchita
víctima de posibilidades
no es la misma que otras miles
caídas de noche y de verano


XLIII

Oigo la mirada entre el susurro de tu risa
y no la encuentro...
la busco mientras
se escurre entre las sombras que persigo
bajo mis pies que se agotan
junto al mundo,
que jadean ante esa negrura instantánea
que no sé capturar y se me esparce
en burla.

Y llega el eco alegre de tu aliento,
vital, seduciendo a espalda
de mis miedos
posponiendo mi hégira
al agnosticismo seguro de tu boca
que se esparce en la memoria
y la flagela.

Quedo desnudo bajo el odio sangriento
que me vence: heroico;
agotándome los párpados rendidos
que se abren expectantes y ansiosos
de  aquel preludio maldito
y,
antes de la muerte,
te conozco:
veo tu luz visceral y es tan natural como siempre
preguntarme si,
mi destino, se enceguece o se ilumina:
           
            desclavas mis cruces,
            le doy la espalda a tus sombras,
            se oye el aplauso de Dios,
            y el acto,
            cansado de repetirse tantas veces,

                                               al fin termina.


XLIV

Me veo niño en el recuerdo azul de un lago,
cuya brisa se esparce entre la risa austera de mi madre,
huye de la melancolía y el silencio de las gentes,
que extranjeros miran, 

            sed y hambre:
           
            sus ojos hundidos en la desesperanza
            caen  hastiados de odio,  
me aprieto trémulo contra sus faldas de fuego,
mientras mi padre observa sentado a un escritorio...

            Meditabundo, nos mira....

            ¿Piensa en el frío?, ¿En la tristeza?, ¿en el absurdo?
            ¿En vivir para nunca y estar olvidado para siempre?
            Sus ojos agotados se entrelazan con los míos
            y en la garganta estallan las lágrimas de la muerte...


                                   Miedo, siente miedo...

Se escucha un llanto, mi madre corre, apresurada
mi hermana cesa y se oye un canto, suave
solo he quedado, colgado  a la puerta miro
la calle ajena que solitaria duerme, grave...


XLV

Yo que creía haber pactado una tregua
indefinida en la guerra contra mi existencia
veo desplomar el placer sobre
la moral libre de compasión y pecado

este golpe bajo de la muerte
que se ríe ante el espasmo de la noche
expande su halo entre camillas
cargadas de histeria sueño y espera

tanta risa tanta angustia tanta pena
se escapa de este instante aislado

            su sola vida es doble muerte
            su sola muerte es doble llanto
            se reduce la vida
a muerte
a llanto
            se concentra el llanto a la muerte en vida

y la vida es llanto

yo que creía haber despedido
esta enajenación de espíritu
este holocausto de remilgos
confieso que el miedo no entiende tiempo
y razón
¡Dios!
¿Dios?

Yo, ¿Qué creía?