A Mónica Madrid, dadora de tantas alegrías
Por un beso de tu divina boca,
si sé lo que daría:
tuya es mi vida
y mis latidos
a ti te pertenecen.
Soy para ti
en cuerpo y alma,
porque detrás de tu beldad
se va, no solo mi andar,
sino mi existencia misma….
Se escapa mi quietud
cuando te veo,
alteras mis sentidos
cada instante,
y el beso que deseo noche y día
fulmina mi espera
y en ti muero,
pesando en el sabor de tus caricias
y en la suavidad etérea de tu boca…