Hoy,
después de varias horas de camino
he vuelto a oír tu voz imaginaria
y sucumbí sin más remedio
en el temblor de tus pupilas
y en el eco silente de tu risa…
Me aferro un día más
al calor amoroso de tu pecho
al clamor enmudecido de tus besos
a esa tu piel que late ante mis ojos
y mi existir volvió a la vida
tornándose en crepúsculo mi noche
liberándome al fin de esa agonía
mujer que amo, mi mitad perfecta…