–allá en un pueblo del olvido–
nuestros labios se unieron
en el sabor perenne de un beso...
Ahí estás virgínea y radiante
flor en botón
abriéndote a la vida,
y mis manos invidentes
tanteando el rumbo
de mis silentes pasos.
Así es como fue,
así es como ha sido
el velo del olvido
arropó tu aurora.
Silencio y eternidad.
Un haz de luz
cruza la noche de tu vida
un halo inexistente soy
frente a tus ojos.