7 dic 2007

A petición de un latido de mi alma


Tus ojos, tus infinitos ojos me han devuelto la paz...

16/10/08




I
No fue el azar,
es a costa de quererte
que he vuelto nuevamente
a enrolarme en tu camino.

No llames casualidad
a este desafío,
al cúmulo existido
que agolpa nuevamente
el deseo de tenerte…

Al pánico que indujo mi sosiego
llámalo pasión inmiscuida,
por el miedo y el deseo de tenerte
pura y virginal tal como eres.

Luego haber pasado tantos años
y haber corrido agua bajo el puente,
hoy vuelven mis latidos a sentirse
súbitamente inquietos por tu risa…

Y dejo que mis manos inquietas
recorran toscamente tus misterios…


II



No supe hasta hoy que aún latía
en esta irreflexiva existencia
la dicha y la efusión que encendían
las horas de mi ayer, sobre tu pecho…

Fuiste de luz,
de paz,
de infinito,
esa es la imagen viva que conservo,
y ni esta pasión, ni esta espera,
han de dejar que rompa esos hechizos…

Y me veo en tu plácida mirada,
en esos perpetuos ojos caramelo,
la duda de mi ayer,
que me conmueve
y la dicha de mi hoy
que me inquieta
y me recuerda a viva voz
de que estoy vivo…



III




Al margen de tu pasión y tus caricias
duerme mi paz este día lisonjero,
sediento de esos besos que nos dimos…

Simplemente en mi angustia te convoco
y mi intuición se puebla de nostalgia,
sintiendo el martilleo de mi angustia
del peso de mi cruz involuntaria…

Al oír tu voz,
trajiste de golpe tanta historia,
tantas horas que de golpe no recuerdo,
tantas caricias no habidas
que me incitaron al pecado,
tantas horas de ardor que no nos dimos
me llenan hoy, de indómita ternura…

Pero estás tú…
radiante y reflexiva,
atenta a mi inquietud,
fiel a mi espera…
dispuesta al amor
aunque domine tu silencio…

Y otra vez me doy cuenta
que solamente soy humano…

IV



Dicen que el tiempo es encargado
de borrar las heridas del pasado,
pero tus ojos, tus inmensos ojos
pudieron más y me trajiste de regreso
tantos años de amor de mis ayeres

Y sigo en paz… silente
apesadumbrado,
impávido al dolor,
sabiendo que tus besos
reconfortan mi dolor;
sabiéndote feliz,
sabiéndome aún vivo.

Es que eres, mujer,
ternura hecha carne
la piel que cubre mi paz,
mi epidermis de pasión.

16/10/08