24 jun 2010

LA MANZANA DE ERIS

Poesía Maikariana IV edición

Poniendo como pretexto el amor y sus intrincados recodos, Maycar Mendoza nos entrega un puñado más de sus versos de la emoción. Hay, en estos poemas una especie de reto a la muerte, un constante desafío al dolor y al infortunio, pero sé que he vivido lo suficiente, / como para morir mañana... sin que signifique necesariamente, que su obra esté persuadida por una visión pesimista o tanática.

Como quien tantea a ciegas una senda, así se desplazan los versos de Maycar Mendoza, por el amplio camino del arte. Cuando no se sabe qué decir, es preferible no decir nada, arguye nuestro joven poeta; sin embargo regresa con un ataque a la melancolía y cobrándole una vez más, una revancha a la fatalidad y a la muerte, con un tono sarcástico e hiriente, propio de su espíritu rebelde.

Sin embargo hay esbozos claros de una producción en progreso, una lírica que se irá ubicando poco a poco en el Parnaso de nuestra Literatura, porque es una poesía de desprendimiento de la conciencia para dar paso a la opinión que provoca la realidad de un mundo hiriente y sensual a la vez.

La manzana de Eris hace referencia a los males que le aquejan al hombre, desde tiempos inmemoriales, producto de la discordia, que azotan a la vida individual y colectiva. Ojalá puedan ser leídos con los ojos del alma y anidarse en ella, porque de ahí han salido.
Amado Muñoz Cuchca


VESTIGIOS
No he vivido poco,
tampoco demasiado,
pero sé que he vivido lo suficiente,
como para morir mañana...

No sé si la sonrisa que mostré
fue sincera o perversa;
no sé si mi mirada señaló la verdad
o parpadeó al injuriar la razón.

Dudo que mis labios hablasen de amor
y recogiesen algún dolor extraño por ahí;
mi mano nunca dio a nadie de comer
y quizás de envidiosa obró con maldad.

Quizás me muera y nadie me recuerde,
quizás me pudra y mi pueblo no me llore;
pues mis piernas al empezar a marchar
no siguieron el ritmo de la muchedumbre
y cayó a medio andar estropeando
la uniforme coreografía
que tan poco costó cultivar.

Y mis brazos con tanta cobardía al hombro,
se entumecieron al decepcionar el sabor
de un guardián que me esperó al dormir
cuando a sabiendas planeó ahogar sonrisas.

¡Y mis piernas! la conciencia no podrán cargar
y en el barro de remembranzas se hundirán
cuando el ser maligno reclame mi alma
por aquellas veces que ignoré la bondad.

Tal vez el Sol ya no alumbre mi amanecer
ni la Luna me inspire por las noches,
quizás todo debiera ser irracional,
pero creíble y hermoso a la vez.

No he vivido poco,
tampoco demasiado,
pero sé que he vivido suficiente,
como para morir mañana...


CHICO DE LA CALLE

Chico de la calle…
de ojos de perro extraviado,
de mirada de fenecido marcial,
de imperio invadido por lo añejo,
de castillos de cartón mojado;
de pecho de laberintos geográficos,
de perpetua tristeza infinita
y sin un poco de consolación.

¡Tomad este mendrugo de compasión!
Chico de la calle,
de manos constructoras de un pasado,
de ropajes pringados de sudores,
de zapatos remolcados de misterios
de reflejos ariscos por lo pernicioso,
de llantos extinguidos por la adversidad,
de remembrados cantos mohínos
y de corazón encendido de soledad.

¡No rechaces mi poca compasión!


MUNDO PERFECTO

Existe una noche más clara que el oasis;
existe una tierra hermosa y cuidada;
un hueco en el vasto universo
donde mi cuerpo ha de reposar en paz
en medio de borrascas y tempestades.

Hay un espacio, un microcosmos,
un baúl, un abrazo y un adiós,
donde el sollozo no se oye
y donde las sonrisas son compañía
en el olvido de una locura racional.

He allí el eco de una mujer fantasmal
y el grito huérfano de un esquimal…

¡Oigo lo Luna sollozar por las noches
y al búho contar su melancolía!
¡Oigo la primavera esconderse en su sol
y a mi espejo mofar su amargura!
taciturno me ignoro, triste me despido.

¡El mundo perfecto, señores…
no existe para mí!


MADRE

Un día mi madre en su lecho
ELLA…
L
L L
O L L
R O L
Ó R O
0 Ó R
ó 0 Ó
ó 0
ó
al ver a su hijos sin su cena
ELLA…
L
L L
O L L
R O L
Ó R O
0 Ó R
ó 0 Ó
ó 0
ó
y al concederle un milagro el Señor
ELLA…

S _ Ó
O Í
N R

S _ Ó
O Í 0
0 N R ó
o



LA LUJURIA DE UNA VIUDA

Los volcanes de azufre de Venus
que erosionan al susurro del eco,
de la ninfa que espió a Narciso;
atestiguan dos cañones inpólvoros
que al practicar sesiones de boxeo
sudan un mar de lágrimas dispersas,
cuando entre sábanas miró su ayer.

Tal vez la impotencia la invadió,
sola o acompañada en su balcón
evidentemente solitaria se sintió,
sin una mordida de labios en lo suyos,
sin aquel ardor que conoció,
ni la calma de deseos que antes poseyó.

Sus ojos nublados no miran lo visto;
su alma tirita de tan contagioso calor,
el aullido nocturno de llanto agridulce
abrazan la textura textil de crema color
que distrae el recuerdo y el dolor.

Si en su tristeza placer sintió
y en su deleite felicidad encontró,
el desasosiego emocional nunca concluirá.
El infierno visto desde la planicie celestial
puede ser, a veces, tan tentador
y echando una mirada a la sugestión,
puede esperar mientras tanto la Redención.


EL CUENTO SIN FINAL FELIZ

Ven y cuéntame un cuento
para dormir esta noche,
que parece ser extraída
del mismo cuento que me vas a narrar
y que me relatas todos los días.
Una mentira, una enternecedora falacia,
de las que me haces tragar a la fuerza,
de las que me hacen especular tu bondad,
de aquellas que ingenuamente te creo.
Un cuento eterno que me haga imaginar
que soy el príncipe que siempre te libera
de dragones y brujas, de ogros e infiernos,
de calabozos, de ti misma.
Me gusta oír tu música silenciosa,
apreciar tu graciosa materia raída,
saborear tu cuello desmenuzado,
rozar tu melena amañaday oler tu perfume destilado.
Tal vez me haga falta un poco de astucia,
y hasta quizás muchísimo de valentía.
A ti te sobra bastante compañerismo
y un poco de sábanas en tu lecho.
Es triste concluir este repetitivo cuento
con tres odiosos puntos seguidos,
una angustia reprimida, un lápiz oxidado
y contigo observándome todo el rato,
recordándome instintivamente que realmente,
me fascina escucharte…


60 MINUTOS

Son las 6:41 en el reloj
y el corazón palpita sin razón.
Son las 6:45 en el reloj
y el dedo tiembla en intimidación.
Son las 6:52 en el reloj
y me hace falta mucha motivación.

Son las 7:12 en el reloj
y he rozado la desesperación,
he gimoteado con dolor.
Son las 7:30 en el reloj
y hay un mensaje revelador
que martiriza mi imaginación.

Son las 7:35 en el reloj
y escucho un eco acusador,
una voz conspiradora de adulación.
Son las 7:38 en el reloj
y suspiro al compás de un temblor,
cuando una insensata idea cruza mi mentón.
Son las 7:41 en el reloj
y ya no recuerdo la hora anterior.


EL VERSO MÁS DIFÍCIL DE ESCRIBIR

El verso más difícil de escribir
no es aquél que con sílabas métricas
y una rima de colores como falda
se luce ante una multitud desnuda.

El verso más difícil de escribir
no es aquel que nace sin sentido
y que sólo sirve para llenar las páginas
de un libro comercial de una vitrina negra.

El verso más difícil de escribir,
es aquel del cual el alma se muda
por un instante a la punta de la pluma,
y del cual surge la esencia del hombre,
para luego suicidarse en medianoche
al evadir el suplicio de la autotortura.

El verso más difícil de escribir
es aquel que llora al ser leído,
el que expresa espíritu y no reglas,
el que lamenta haber sido escrito;
el que tiembla en original su caligrafía.

El verso más difícil de escribir
es cualquiera… menos este,
porque no está escrito con el alma en el ojo
sino con el corazón en la mano.
continuará...