Han saqueado
tu risa mañanera
los golpes de los días,
los fantasmas etéreos
del paso inconmensurable del tiempo.
No ríes,
respiras lágrimas
dejas de respirar
y el fuego te consume dentro.
Yago moribundo
buscándome yo mismo
en tus ojos,
en tu seno,
en tu vientre
y respiro una esperanza pasajera
me siento humano,
cogito ergo sum.