tejí una sonrisa
de tus tempranos labios,
y me invadió una pena
regando mis mejillas...
Eres aquella esperanza no habida
que rozó mis labios
con el agua bendita
de una fuente hechizada
en un beso fugaz,
No hubo un instante
desde entonces
que olviden mis labios
el aroma de aquel beso
que indómito surcó aquella tarde,
el penar de mi desdicha
hasta este día;
llovió también en mi alma
y de pronto
pude oír tu risa y tus palabras
por medio de una nota misteriosa
que impúsose al dolor
y a la distancia
y me llegó,
hiriéndome de nuevo...
Y dejo que mis latidos sean tuyos
sin serlo...
a pesar de lo vivido
hemos logrado
que una pena menos
anide en nuestros sueños....