17 jun 2014

DEIDAD INFINITA














Tú oyes mi silencio
con la infinita calma
de tu sublime dicha,
y yo sigo en mi orbe cabizbajo,
absorto en no sé qué indiferencias
y omito una vez más
la risa heredada de mi infancia.

Volví a extraviarme
de la escondida senda,
la estela ondulante de tu piel,
el vaivén inexplorado de mis días,
desconcertaron mi calma,
bendita deidad transfigurada…

Y vago desesperado
en este valle de gemidos
buscándome yo mismo…