9 ago 2014

CONFESIÓN

Encanto de mujer,
evocación perenne de una risa,
tus grandes ojos son,
son como la luna incandescente
de mi universo sacro.

Para ti bosquejo mis versos
esta curiosa noche,
los acomodo suavemente
como para no estorbar tu sueño,
como para verte radiante,
en silencio desde aquí;
contemplando tu hermosura,
besando la calidez de tus labios
imaginariamente.

Está tu rostro angelical
impreso en mi alma,
junto con tu agraciada risa,
y tu mirada de fuego
guardo para morir en paz,
estampa de mis sueños.

Eres tan mía hoy,
como ayer en mi memoria,
solo imaginariamente;
y he de morir en paz
dejando que tú sepas:
que siempre te guardé
dentro de mi alma…