musita emociones a tu oído
mientras una nostalgia besa tu cuello
y mis falibles dedos recorren tus poros,
buscando tu dicha, que es mía.
La oscuridad gobierna la noche,
y mis caricias, sedientas de tu piel,
pueblan tu cuerpo infinito
con los halagos nacidos de mi alma,
que se posan, silentes, en tu pecho.
Mientras fenezco en un espasmo
que me transporta hasta tu cielo,
etérea madreselva que adoro,
revivo en ti la vida; soy de tu alma.