A María Iribarne Hunter
Pinto ficciones
con pinceles afligidos,
me escudo inevitablemente
en este desamor, en esta pena,
en esta soledad que me atormenta.
Y tú, estrella de otro mar,
contemplas en cada trazo
una escena de soledad ansiosa
y como si leyeras mi vida
te descubres en estos pliegues.
A pesar de la luz de mi camino,
elegí esta senda intrincada
entre el dolor, la pena y la muerte
precedida por atroces días
para llenar los vacíos soledosos
que me adosaron a este fin…Mis manos sedientas de tu sangre
lloran con este adiós, ya no existes.