Esparcí esta noche mi aflicción
en esta iracunda pena
y me venció el llanto indeseado
porque mi paz se fue
detrás de tus caminos…
Y me quedé a la vera de la vía
viendo cómo la noche indeleble
desvanecía tu celeste imagen
de mis llorosos ojos…
Entonces recordé súbitamente
que soy solo humano
y me supe impasible a mí mismo
y supliqué un perdón inmerecido
a tu celeste gracia
de diosa sempiterna
y me venció la noche y sus pesares
y yago aquí llorando estos versos.