Me regaló un adiós
con su sonrisa compelida
y no supe qué
decirle a mi silencio,
ella no está y esta
luna me recuerda
su perfil de diosa
griega,
el rumor de esta
noche me trae
el temblor estentóreo
de su voz…
Estás allá al otro
lado de la niebla
y yo, dejo que el
humo de mis huesos
eleven mi nostalgia
a otros cielos
para morir mi
muerte intrépidamente.