A Mónica Madrid
No tejo mis versos empíricos
para una mujer, sino para la mujer;
no describo a la belleza de nadie,
sino a la belleza infinita;
no expongo mi interior a ningún amor,
sino al amor en su máxima expresión;
no amo una utopía,
amo a un ser infinito
que a menudo me devuelve la paz,
esa sí eres tú.