envuelto en lapsos de ardor,
saboreando aún
el beso que no nos dimos,
recordando esa tibia noche
que atestiguó mis cuitas,
porque no eras mía.
Y con solo recordarte así
se esfumó el dolor de mis heridas
y siento latir mi vida
porque tú estás aquí.
porque soy otro en ti,
gracias mujer,
porque sin ti no existo.