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Óleo de Fanny Palacios Izquierdo |
Ay
Palestina,
anida en mi pecho tu dolor,
y
me punzan tus huesos quebrantados,
y
sangro por tu herida lacerada.
Otra
vez he visto empapada
la
tarde gris de julio que trepana mi alma;
he
quedado sordo ante el fragor de la metralla
y
el rugir de los cañones;
he
quedado impactado ante el poderío militar
desplegado
en tu contra
un
Goliat que te abate sin reparo.
Ay
Palestina,
tu llanto lloro sin consuelo,
y me roba el sueño
tus
calles pobladas de muertos,
y
sucuembe mi decoro
y
me siento infrahumano
y
mi llorar no ha cesado,
como
el fuego fratricida.
Esta
tarde, en mi Vía Crucis
dejo
que sangre mi costado
dejo
que el trago amargo de esta historia
calme
mi sed,
pero
mi alma se subleva
y
de rodillas e impotente
grita
a su modo
esta
oración:
Pater noster,
qui
es in cælis,
sanctificetur
nomen tuum,
paz
a la tierra palestina
que
a tu hijo vio crecer
sin
bombardeos…