18 jul 2014

OFRENDA


Tu suave tez
respira el color de la dicha
y mi aliento se acelera
al contemplarte imaginariamente.

Luces hoy, el sabor de mi espera
y vago decididamente
por la topografía de tu divino cuerpo.

Hablo con tu semblante a la distancia
beso tus labios que no están,
arrullo tu dorso en el vacío
dejándome amar sin que me ames.

Y agonizo en silencio buscándote
entre las fauces de la noche,
para morir según mi voto
amándote hasta el fin de mi existencia.