Tu suave tez
respira el
color de la dicha
y
mi aliento se acelera
al
contemplarte imaginariamente.
Luces
hoy, el sabor de mi espera
y
vago decididamente
por
la topografía de tu divino cuerpo.
Hablo
con tu semblante a la distancia
beso tus labios que no están,
arrullo
tu dorso en el vacío
dejándome
amar sin que me ames.
Y
agonizo en silencio buscándote
entre
las fauces de la noche,
para
morir según mi voto
amándote
hasta el fin de mi existencia.